viernes, 28 de septiembre de 2012

Yo debí estar ahí en primera fila con todo y mis siete años






Este DVD es una de las posesiones más valiosas que tengo. Lo conseguí cuando estaba en 2do de bachillerato y lo atesoro desde entonces

miércoles, 26 de septiembre de 2012

Atardecer de otoño

No había actividad más deliciosa que observarla fumarse un cigarro y tener un orgasmo. En esos momentos su mente flotaba por sobre toda la faz de la tierra como si fuera una bailarina que en su largo y delicado vestuario se pasea sobre las cabezas de sus compañeros. Esas palpitaciones que duraban minutos eternos no tenían comparación. Había llegado a disfrutar del sexo maravillosamente, se consideraba experta en su cuerpo. Lo manejaba y lo trataba a su antojo, como una verdadera profesional; Y con esas manos sabía fabricar y disfrutar de los mejores placeres carnales.
Una mujer no debería olvidar un orgasmo -decía-. Una mujer debería vivir para eso.
Aprendí todo lo que sé de ella. Esa mujer sabía exactamente lo que quería y no dudaba en arrebatarlo de las manos de quien fuera. Su seguridad y su experiencia la hacían irresistible. Su piel añeja y las canas que se asomaban en su negra y lustrosa cabellera no la desmeritaban en lo absoluto. Su belleza ceniza era impresionante. Sus carnes aún fuertes y su amplio trasero llamaban la atención de cualquiera. Esa mujer era fiera, era candela.
No estaba versada en las grandes filosofías pero todo lo que sabía lo había vivido en carne propia. Fue con la alta estirpe que forjó sus encantos; Sin embargo, prefirió llevar una vida tranquila, disfrutando el magnifico calor de uno que otro amante imberbe y hercúleo.
Nunca disfrutó del alcohol, el cigarrillo era el único vicio que le amargaba los labios y le alegraba la existencia. Claro, eso y hacer el amor.
Atardecer de otoño, rojo, púrpura y aterciopelado, le decía yo mientras sujetaba sus caderas acercándola hacia mi cuerpo. Sus maneras me enloquecían, me maravillaban.
Mi joven mente no terminaba de hacerse a la idea de que semejante diosa se enredara entre mis sábanas.
El más simple roce de su piel era exquisito.
El calor del verano y el café recién colado me recordarán por siempre las vacaciones que vine del campo directo hacia su casa cerca del Malecón. Esos meses en su cama fueron los más felices de mi vida.
No fue de entre las piernas de mi madre que mis pequeños ojos vieron la luz por primera vez. Fue en esas piernas donde me vi nacer realmente; me hice persona.
Sus piernas contaban historias fantásticas. Viajes en grandes navíos malhechores, travesías al fondo de la tierra. Historias que nadie sabe contar y nadie jamás sabrá.
Ella es hechicera, ella es gitana, musa de mis coplas, asesina, pecadora. Sus labios siempre cargaban el fuerte sabor de las aceitunas, el cual combinaba a la perfección con su atrevido carácter. Había algo de española en su ser y algo de princesa africana también. El ritmo nacía en sus caderas, no había duda.
Besenme tus labios por siempre, mi reina. Dame esos dulces suspiros eróticos. Mátame con tu ricura, negra. Hazme de ti. Esa era mi única petición. Ella me mortificaba y se guardaba los besos lo más que podía. Me llevaba al borde de la locura solo para regodearse en mi desesperación.
Si la vida fuera tan fabulosa como en los cuentos la pintan, sus muslos estuvieran todavía enredados en los míos. Pero la vida es amarga y embustera.
Muchas veces se equivocó en amantes. Muchos la arrebataron y le hicieron daño. Tiempo turbulentos esos que sólo sirvieron para apartarla de mí. Años viví vagando, ahogándome en la decepción de su partida. No dormí como antes, no comí como antes, no amé como antes. Me soñaba entre sus brazos y en sus dulces caderas de canela. Pero el tiempo fue borrando los detalles hasta que su sonrisa fue lo único que se mantuvo claro.
Luego Me olvidé, ella me olvidó también. Y todo quedó inconcluso durante muchos abriles.
Hace poco la encontré, tan bella como siempre. Ahora vive en una pequeña casa en Juan Dolio con un joven haitiano con espalda de campeón y labios de fuego. Disfrutarán mucho del sexo, me imagino. Ella será tan fiera como antes, de seguro.
A mi me queda contar la vida, pero sólo con muy pocos detalles. Quiero que este escrito de alguna forma llegue a sus manos y que sea tan sutil e inverosímil que solo ella lo entienda, que solo ella sepa que esta es su historia.

Silencio

No descuides el silencio.
Nunca le des la espalda
porque el silencio golpea
el silencio se hace notar.
Como una adolescente caprichosa llama tu atención
y aunque trates de ignorar su fastidioso murmullo
su peso de tractor te aplastará inevitablemente.

Hazle caso al silencio y te harás humano

lunes, 24 de septiembre de 2012

Augurio del hombre

Yo y mis más íntimos secretos... no siempre nos llevamos bien.
Yo con mis ganas de ser trivial sin ser trivial.
Con mis ganas de ser profunda sin ser profunda.
Yo y todos mis retos. Yo y mis sentimientos, yo sin ellos
Yo sin mi voz. Yo sin mi maldita voz.
¿De qué hablo ahora? ¿Quién querrá escucharme? ¿A quién contaré estas cosas absurdas?
¿Quién me consolará? ¿Quién podrá consolarme?
¿Quién me dejará ser egoísta? ¿Quién podrá entenderme?
¿Quién es sus manos me alzará y me dará alas?
¿Quién  me escuchará sollozar las madrugadas?
¿Quién sostendrá mi pelo mientras vomito las borracheras?
¿Quién no me juzgará?  ¿Quién oirá mis más penosos, dolorosos y privados secretos? 
¿Quién  me consolará?
¿Quién me será libre como el agua?  ¿Quién me será seco como el desierto?
Nadie sabrá. Nadie nunca sabrá
¿Quién con sus manantiales me mojará? ¿Quién me sazonará? ¿Quién me besará?
...
Y al fin llegará el que me escuchará.
Sin salir de la habitación me hará sentir tan segura como que el mundo gira, como que el tiempo pasa, como que el sueño pesa.
Seremos amantes fugitivos, refugiados de alguna guerra y yo aprovecharé y le susurraré mis secretos al oído.
El se reirá, seremos íntimos
y nada saldrá de este cuarto.
Me protegerá y andaremos juntos
como que inseparables son las almas
como que fría es la mañana.
Y seré egoísta, y él será egoísta.
Nos contaremos fantasías y las llevaremos a cabo
y tendremos nuevas, nuevos sueños, aterradores y tiernos.
Y dormiremos en el suelo y levitaremos en la tierra
y sentiremos el frío férreo que da en los huesos
y viviremos en la algarabía de ser
y llorará, yo lo consolaré
y los papeles se invertirán.
...
El se irá.
Yo me quedaré sorda y me quedaré muda, mis sentidos se irán tras él
y sólo su sombra me quedará.
Solo lo veré marchar
y como en mis antiguos sollozos volveré a ser la misma.
En el capullo tibio de la soledad viviré
y pasarán mis días, y me verá morir.

viernes, 14 de septiembre de 2012

No existe racismo en RD

Estaba yo muy aburrida revisando mi cédula de identidad y entonces me fijo que donde se especifica el color de piel veo la letra M. ¿De qué es la M? quizás sea de mulato pero ese es un calificativo que yo me niego a utilizar.
Hablar de la raza en un país como República Dominicana está prohibido. No porque sea un tema de mucha importancia el cual se deba tratar con poca ligereza y mucha solemnidad. No, el caso es que las personas que hablamos de razas en mi país somos considerados acomplejados y de pobre espíritu y ahí es donde a mi se me para el cd, ¿cómo así?
Aparentemente quejarte y denunciar la discriminación a la que eres sometida diariamente es de personas de baja autoestima, eso además del hecho de que el racismo es un tema que se niega rotundamente en la República. Sépalo que es cierto. Si hacemos una encuesta al dominicano promedio -lo digo por experiencia propia-, 5 de cada 10 te dirán que el racismo no existe. ¿Qué no existe el racismo? ¿Y dónde es eso? ¿No es aquí en Dominicana donde te impiden la entrada a discotecas de clase alta por ser negro o no te dan un trabajo en un banco por tener el cabello afro al natural?
El único periodo histórico en que no existió racismo y discriminación en mi país fue antes de la llegada de los españoles con sus sistemas de casta y estatutos de pureza de sangre.
Si, los colonizadores “cristianos puros” llegaron a la isla con el racismo en la boca, preñando a las indígenas y trayendo al mundo hijos ilegítimos para después considerarlos de menor categoría. Entonces, cuando acabaron con los indígenas decidieron traer negros esclavizados desde África para hacer todo el trabajo sucio.
La esclavitud de los negros africanos, los indígenas y sus descendientes junto con el hecho de que sólo los españoles puros podían acumular riquezas y ocupar puestos de prominencia (cuanto más directa la genealogía con el conquistador mayor era la jerarquía social) formaron un conglomerado de bellos factores que se traduce en el racismo que hoy disfrutamos y ocultamos debajo de la alfombra.
No tener sangre pura española era signo de inferioridad por lo que ser blanco ha sido en toda la historia nacional y latinoamericana sinónimo de buen estatus económico. Ser blanco es sinónimo de BUENO quiera usted admitirlo o no.
Lo único que nos trajo ese sistema español arcaico y maldito fue su control social desigual y su concesión de los derechos a la persona por su color de piel. Y así se preguntan de dónde viene toda esta mierda que vivimos ahora. Miren pa atrás a ver si no se ensucian.
Todo se agrava cuando llega Trujillo con su delirio de grandeza e ideologías nazis queriendo linchar a todo el negro haitiano y dominicano que se le pareciera. Por eso le negó la entrada a muchos exiliados negros. Por eso propició la llegada de exiliados blancos, libaneses, turcos y judíos para que se asentaran en el país y "limpiaran la raza".
Según The CIA World Factbook la nación dominicana está compuesta hoy en día por un 73% de mestizos, 16% blancos (descendientes de españoles, franceses, italianos, libaneses, alemanes y portugueses) y 11% negros. Pregunto yo ¿y los chinos, taiwaneses, coreanos y japoneses?
En mi país se autocalifican de blancos personas con fenotipos y hasta ascendencia de negros y mestizos y me pregunto de nuevo ¿cómo puede ser? Entonces pienso en todos los estúpidos sin identidad que se consideran INDIOS y quieren que ese maquillaje imaginario los defina y se plasme en todos sus documentos como un estandarte de vanguardia para que nadie se confunda y les llame negros sin querer.
En América Latina ya casi no existen razas puras, entiéndalo. Aunque Latinoamérica tiene una historia en común, los rasgos culturales y la composición racial de sus individuos es muy variada. La caracterización racial de los dominicanos debe darse en virtud de sus rasgos culturales y no por su ascendencia racial ya que es muy incierta. Es mejor explotar esa cultura rica que tenemos que estar buscando calificativos que nos alejen lo mejor posible del negro.
Yo me considero mujer negra y estoy orgullosa de serlo. Pero si tampoco soy negra entonces ¿qué soy? Aunque no esté incorrecto calificarnos como negros o pardos, mestizos es el término más adecuado según mis propios cálculos:

  • Mestizo, termino que varia según la región latinoamericana; es la mezcla de diferentes culturas que da origen a una nueva. Descendiente de indígena y blanco.
  • Zambo, descendiente de indígena y negro.
  • Mulato, descendiente de persona negra y blanca (termino peyorativo referente al mulo que es un híbrido del burro y la yegua).
  • Indio, indígena. Persona que se ofende cuando se le llama negro (forma correcta: moreno).
  • Criollo, persona de ascendencia puramente europea cristiana o africana que nació en América Latina.
  • Cholo, mestizo. Descendiente de indígena y español blanco (peyorativo).
  • Castizo, mezcla entre europeo y mestizo.
  • Pardo, descendiente de negro mezclado con blanco e indígena.

martes, 11 de septiembre de 2012

La historia, parte IV: Bienvenida soledad

...Aprovechó el bullicio de la ciudad para gritar con todas sus fuerzas al viento...

Otra noche fallida dentro de su récord de noches fallidas. Y allí estaba ella, sentada en la pequeña barra de ese bar de la zona colonial, toda arreglada, toda perfumada, sola y extenuada.
Lo que prometió ser una noche divina resultó ser otro fiasco de esos que ella sola sabía contar. Ese tipo había sido un cerdo, un cerdo ampuloso, un cerdo de los peores. Hablaron por unos minutos y ya él la estaba invitando a algo más que plática. Y aunque ella no era la más puritana de las dominicanas, estaba literalmente harta de ser el regocijo de desparramos de cualquier fulano. Estaba lista para por lo menos esa noche platicar y platicar sin compromiso alguno. Quizá llevarlo a su pensión y escuchar unos discos. Pero no, su deseo no prevaleció sobre los de su compañero y la velada terminó con más pena que gloria. 
Allí estaba ella, cansada y asqueada de la gente. Le dio a su trago hasta el fondo y se puso de pie con toda la gracia que su vestimenta de mujer refinada le permitió. Caminó hasta su cuarto alumbrada por las farolas seudo-coloniales, entre la gente seudo-alegre y seudo-bohemia que confluía en la zona.
Trató de abrir su puerta; la llave por enésima vez le jugó a las escondidas dentro del bolso. En el pequeño cuarto, el caos y el desorden se entremezclaban formando una masa inmensa de libros, ropa, trastes y suciedad. Ella no estaba de humor para limpiar. 
Puso un disco de Mercedes Sosa y salió a tomar aire en el balcón con copa de vino en mano.
Se sintió abrumada y por primera vez en su vida tuvo ganas de una relación. No era que le hubiera perdido las ganas al deporte del amor informal, mas bien se sentía sola y un rumor dentro de sus entrañas le susurró que era tiempo de pasar más que unas simples noches con otro cuerpo.
¡Bienvenida soledad! -gritó- ¡maldita desgraciada!
La gente alegre de la calle siguió disfrutando y ahogando su desdichado grito.
Se preguntó cuántos gritos de pobres miserables se perderían en ese mismo ruido de la noche y se sintió abrumada por la posibilidad de haber condenado sus días a pura soledad. Porque así como  la energía se transforma, todos esos años de acostones sin afecto vendrían disfrazados de soledad a pasarle factura.
¡Qué maldito destino! ¿Será que su mala suerte nunca acabaría? pero no, ella no creía ni en el destino ni en la mala suerte. Creía en las personas y en las decisiones, creía que su vida no tenía que acabar trágicamente si así lo quería. Tantos años tocados por una felicidad con  actitud de amagar y no dar y ella, por supuesto, ya estaba hastiada.
Aparentemente el vino le dio algo de lucidez y de repente ya no se sintió tan mal. Estaba sola, era cierto, pero no tenía que estarlo por mucho tiempo -eso esperaba-.
El disco se acabó y ella permaneció serena, sentada en la sillita del balcón hasta muy entrada la noche. Reflexionó sobre la vida y se terminó toda la botella de vino.

sábado, 8 de septiembre de 2012

“Arrancaron nuestros frutos, 
cortaron nuestras ramas, 
quemaron nuestros troncos 
pero no pudieron matar nuestras raíces" 

- Popol Vuh 

Un pueblo sin raíces no es más que una rama clavada en la tierra que se arrebata ante cualquier temporal porque no tiene ni base ni sostén.
Qué pena y que miedo me da mi pueblo, un pueblo inmerso en la negación de sus raíces. Un pueblo traidor, odioso y vendido.
Me muero de la pena.

Palabras de Elle

jueves, 6 de septiembre de 2012

La historia, parte III: Princesa

-->-¡Princesa! ¡Princesa!
Se despertó enredada en las sabanas empapadas de sudor. Oía a su padre que la llamaba de lejos en sueños con el dulce tono que siempre le había escuchado. Siempre la llamaba princesa aun cuando daba muestras extremas de su naturaleza inquietamente traviesa.
Sin duda lo extrañaba, lo había hecho por muchos años. El tiempo había pasado tan impaciente y asesino que ya no recordaba sus facciones. No le quedaba una sola foto, su madre se había encargado de arrebatárselas todas. Trató de arrebatarle los recuerdos y borrarlo de su memoria -el tiempo naturalmente se encargaría de eso después- pero no le pudo quitar los sueños.
Muchas noches de su adolescencia se encontraba imaginando que jugaban a las escondidas en el patio trasero de la casa, entre los arboles frutales, descalzos sobre el lodo. Pura felicidad, pura ingenuidad. Luego la mente la transportaba a la noche en que los gritos la despertaron en medio de la noche, el viento aullando que nunca lo volvería a ver.
Esos sueños recurrentes venían cuando se sentía ansiosa. Soñó con él el día que terminó el colegio, cuando se marchó de casa, cuando besó por primera vez a una mujer. Y no era que lo necesitara. Había tenido una juventud intranquila pero normal. Nunca requirió de los cuidados de un padre amoroso; Su ausencia nada tenía que ver con sus elecciones masculinas, sus gustos musicales o su look de lesbiana reprimida. Todo esa verborrea de que sus problemas con los hombres se debían a eso le parecían pura basura psicoanalítica. Esos problemas con los hombres podían o no existir mas consideraba que sus problemas con las mujeres eran más precisos y más reales.
Esa mañana después de haberlo escuchado quiso seguir durmiendo, quería solo verlo una vez más, por lo menos en silueta. Quería oler el perfume que ya no recordaba, pasarle las manos por el cabello, escuchar sus malos chistes, reír de ellos. Quería ser una princesa otra vez.
Por primera vez en muchos años quiso hablar con él, pero no de flores y juguetes. Quiso hablarle del amor, del trabajo, del sudor, de la vida. Quiso escuchar sus consejos, por malos y anticuados que fueran, quiso una relación.
Se preguntó dónde podría estar, si estaría muerto, si estaría vivo, si estaría ahora sosteniendo a otra niña en los brazos y llamándola princesa. Se preguntó qué habría sido de su destino, si había sido buen hombre después de todo, si había prosperado, si tenía a quien besar en las noches, si había sido feliz.
Se levantó con pesadez en el corazón, la pesadez propia de las niñas preocupadas, todo lo que ella no era. Hizo su café habitual y fumó su habitual cigarrillo. Se preparó y salió como todos los días preguntándose si entre tanta gente que veía a diario se encontraría con él. Ya no recordaba como era, de seguro los años lo había hecho más irreconocible aun, pero albergó la esperanza de que él la recordara y si la veía algún día -si estaba vivo-, la abrazaría, pasaría sus dedos por su cabellera enmarañada y le aseguraría que ya no tenía nada que temer.

miércoles, 5 de septiembre de 2012